Rainbows

Tengo en proceso un nuevo quilt de tamaño cuna.
Este tiene todos los retazos de telas lindas que fui guardando durante los últimos años. El quilt lleva 6 bloques y estoy haciendo uno de cada color.
Nada mas divertido que separar retazos por color y combinarlos.
(y nada mas tedioso que cortar retazos de a uno, porque todos tienen diferente tamaño!)
Pero que lindo va a quedar, eh!

Cuelga fácil

Por ahí soy yo la única inútil que nunca consiguió clavar un clavo en una pared sin rajar toda la pared.
Si a alguien le pasa lo mismo, entonces estos clavitos son la salvación.


 El aparatito para no aplastarse los dedos es lo más!






En la página dice que aguantan 14 kg. A mí, con un perchero chico, no me funcionaron. Pero para todo lo demás, me resultaron fantásticos. Hasta los usé para amurar un espejo a la pared, para no tener que usar de las trabitas de metal que nunca me quedan parejas.

Vienen en paquetitos de a 12, a mí me salió $16 cada paquete. Son de Pegamil (los de los pegamentos para todo)

Los conseguí en la Ferretería Freire, que está a la vuelta de casa. Pero seguro que se consiguen en varias de las ferreterías grandes. O en Easy.

Las paredes de mi casa


Tengo un historial de pura violencia con las paredes de mis hogares.

El primer recuerdo que tengo de una intervención es de los 10 u 11 años. Encontré una revista de moda y usé todas las páginas y cinta de papel para empapelar el espacio de pared al costado de la cama. Lo hice estando sola. Cuando Madre, amante de todo lo liso y prolijamente ordenado, vio el resultado de mi tarde de collage, casi se infarta.
Después de eso estuvo la habitación del departamento chico. Era una casa transitoria, adelante del departamento estaba en construcción la casa que ahora aloja a mis padres y hermana. Ahí pude desquitarme sin mucho griterío. Una de las paredes tenía tablitas de madera, eso fue mi equivalente de un panel de corcho. En una noche de rebelión adolescente, se me ocurrió pintar la puerta con mariposas (para tapar la multitud de calcomanías que había pegado unos meses antes). Siguió otra de las paredes. Esa se llevó el premio gordo: un mosaico de CDs, de esos que repartían gratis para instalar el programa de conexión a internet. Pegados con pegamento de silicona y decorados con glitter (era EL HORROR)
Lo último que hice ahí fue pintar la puerta con acrílico negro para usarla como pizarrón.
Una vez que estuvieron instaladas las ventanas en la casa en obra, arrastré mis pocas pertenencias a lo que iba a ser mi cuarto y me instalé. Con el piso de cemento, sin placard: la casa estaba en obra en serio. Y a mí no me importaba nada.
De a poco, terminaron la casa. Y cuando mi habitación toda blanca, con el piso clarito, los placards terminados y la cama grande estuvo lista, me fui de casa. Ni tiempo tuve de colgar nada.



La primera casa que compartí con Gaby era de una pareja de amigos. Nunca me animé siquiera a sugerir alguna intervención en las paredes.

Siguió Thames. Ahí me desquité. Compré un taladro y me pasé una semana haciendo agujeros para colgar boludeces. Thames quedó como un colador. Un cocoliche.

Cuando llegamos a Elcano, estaba todo tan lindo y nuevito que me dió pudor empezar a colgar cosas a diestra y siniestra. Me tomé mi tiempo. Y cuando me animé con el taladro, me encontré con todo tipo de problemas: ladrillos huecos, paredes finas y un dolor de cuerpo insoportable después de cada aventura (dolor de cuerpo que aún tengo, pero que en lugar de cansancio ahora se llama fibromialgia).
Eventualmente, encontré los clavitos Cuelgafácil. Y con esos colgué, con un poco mas de criterio que en las oportunidades anteriores, todo tipo de pieza textil, cuadro, cuadrito y guirnalda de grullas que se cruzara en mi camino.
Cuando nos fuimos, fue muy sencillo dejar todo en orden. Los clavitos hacen agujeros muy chiquitos, no rajan la pared, se sacan fácil...

Y cuando, por fin, nos instalamos en el actual departamento, no dudé ni un segundo en acercarme a la ferretería maravillosa que tengo a una cuadra y comprar exactamente 72 de esos clavitos mágicos (vendrían a ser 6 paquetes de 12)
En cuestión de una semana, ya tenía todo lo que quería colgar en su lugar.
Esta vez, cuando se me ocurra cambiar el orden de todo lo que tengo colgado, ya tengo listo el enduido y una mini espátula (y mas clavitos, obvio).

Todo eso reflotó en mi memoria a causa del último desafío de Blad. Pero mi digresión sobre mis viejas paredes no sirven para participar, así que saqué fotos. De una pared. La que me parece tiene algún mérito.
La de los cuadros con triángulos.

Aquí van:

Los cuadros están al final del taller-living, justo arriba de la máquina de coser.


 finalmente, conservé los tres cuadros que me gustaban y repinté los otros para que se no desentonaran.

 Las hojas de oro son completamente adictivas. Quiero pegarlas en todas partes.
Basta de cháchara.
Au revoir!

Nota: estuve revisando el blog para poner links de posts en los que hubiera hablado de mis casa anteriores. Me aburrí de buscar. Pero están ahí, eh.

Simpatico

Hay una marca de telas que me encanta.
Cloud9 se llama. Hacen telas orgánicas.
Son taaaaan suavecitas. Y, encima, tienen unas estampas para morirse.
fuente                  
Cuando ví la última colección tuve esa sensación de "tengo que tener todas estas telas", creo que fue la simpleza de las estampas y la combinación de colores.
Me propuse comprar un pedacito de cada una. En Fat Quarter venden el (valga la redundancia) Fat Quarter Bundle


Las que mas me atraían eran las de triángulos. Tenía un cupón de descuento, necesitaba telas para seguir cosiendo quilts... estaban todas las estrellas alineadas.
Las otras están acá

Pero al momento de comprar, me arrepentí y compre solo de las mas neutras, las de rayitas.
Me pasa que, para los quilts, prefiero usar estampas chicas, me da la sensación de que las estampas grandes se pierden cuando las corto. O me da pena cortarlas, pienso en guardarlas para un proyecto mas adelante. O me parece que el quilteado no se va a ver tanto como quisiera. Resumiendo: le doy un montón de vueltas al asunto y en vez de usar las telas para lo que las compré, armo almohadones o las doblo y las dejo en la pila de telas lindas para mirar.

Es posible que existan telas demasiado lindas para usar? a alguien mas le pasa esto?

Y, ya que estamos: que problema tengo con los triángulos, eh!

Quilt de triángulos (2,40 x 2,40 m)

He aquí el quilt mas grande y elaborado que cosí hasta el momento (cosí otros quilts del mismo tamaño pero mas sencillos y cosí cosas mas chicas, mas complicadas)
Fue, por lejos, el proyecto mas difícil de fotografiar. No entra en ningún lado!! y pesa una tonelada (bueno, no, tanto no, pero pesa)
Este también está a la venta.
Después de las fotos, las especificaciones.

















La técnica:
Half square triangle. 
Los triángulos que conforman la pieza se construyen a partir de cuadrados de tela superpuestos. Esta vez, todos ordenaditos

El proceso de confección:
75 horas

El tamaño:
2,40 x 2,40 m aprox.
Es un quilt para colchón de 2 plazas (o 2 1/2) 

Las características:
Todas las telas del frente y del reverso son 100% algodón.
El relleno es micropolar (a diferencia de la guata, el polar queda blando y suavecito y se puede lavar sin que peligre su integridad)
El ribete del borde está cosido a máquina y terminado sobre el revés, a mano, con puntada invisible
El matelaseado remarca las cuadrícula de bloques a cada lado de las costuras y sobre la diagonal de cada bloque.
El quilt está prelavado.

Los cuidados:
Lavar en lavarropas con agua fría y jabón para ropa delicada y centrifugado suave.
No dejar en remojo.
Colgar a la sombra.

Interesados, se reciben consultas a dobleufa@hotmail.com
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