Estos últimos meses anduve en la montaña rusa del síndrome de fibromialgia.
Hubo días en que me arrastré intentado cumplir con las rutinas básicas (a.k.a. levantarme y mantenerme despierta) seguidos de días en los que no me paraban ni con un dardo sedativo, seguidos de días en los que me arrastré y luego, días en los que fui un ser humano mas o menos normal y así.
Justo antes de ese paseo del demonio, había recibido los bellísimos cuadernos de Vincent Cousteau para reseñar.
MESES estuvieron los cuadernos sentados en el escritorio esperando ser fotografiados.
MESES estuve sin tocar la cámara.
Ayer, en una de esas colaboraciones del universo, mis químicos en sangre, el clima (que difícil está encontrar un día soleado, eh!?) y vaya uno a saber qué otra fuerza inexplicable, salieron las fotos.
FINALLY!
Sin más, Vincent Cousteau!
En una de las clases de joyería, encantadora Maru (Hola Maru!!) saca uno de los notebooks de la colección de Vincent.
Dejenme decirles: no hay foto que les haga justicia!
Volví a casa y contesté el mail: Sí! Yo se los reseño! Son hermosos!
(verán cómo toda mis acciones requieren de un empujoncito del universo para arrancar. Y sí, cuando me gusta lo que veo, me paso de signos de admiración. Aunque, teniendo en cuenta que nunca uso el signo de apertura, estaría quedando a mano but, I digress)
Estoy acostumbrada a tener, por demás, bellísimos cuadernos. Las ventajas de ser amiga de una de las estrellas encuadernadoras mas brillantes del universo.
Esos cuadernos son pequeñas joyas. Da lástima meterlos en la cartera y que se ensucien. Van en la bilbioteca.
En el otro extremo, suelo tener anotadores genéricos, que garabateo sin culpa. Que viajan en la cartera, van, vienen y terminan en estado lamentable.
Los Notebooks de Vincent Cousteau caen en el medio exacto de esas dos puntas.
Son lo suficientemente simples como para garabatearlos sin culpa (si es con una pluma Lamy, mejor!) y, al mismo tiempo, tienen ese je ne sais quoi, ese encanto nostálgico e inexplicable, que hacen que quieras tenerlos todos apilados en el escritorio para poder mirarlos todo el día.
Uno para cada categoría de ideas.
El amarillo, para anotar la lista de libros que aún no leíste.
El celeste, obvio, para las ideas que van apareciendo y no se pueden concretar ahora mismo. El plan de un viaje? una nueva línea de productos? Lo dice en la tapa: THEY WILL HAPPENEl verde, sin dudas, es el de la interminable lista de tareas del cotidiano. Van a necesitar más de uno de esos verdes.
Y así, todos juntos, dignos de la mesa de luz y el morral de cuero de Stefan Zweig (Stefan Zweig según Wes Anderson, valga la aclaración)
Los Notebooks y Pocketbooks de Vincent Cousteau se consiguen enviando un inbox desde su fanpage de Facebook, por mail o en Trippin´Store
Vayan, vean, compren! (Les prometo que los necesitan)
Noe, me encanta todo lo de Vincent Costeau, lo descubri por Alma Singer y me enamoré...cuidate! solo esperemos que haya un poquito mas de sol, no?? que tengas buen finde ! besos
ReplyDeleteHola Noé!
ReplyDeleteque lindo saber de vos. La mejor onda para tus nanas que vos con tus post mejoras las mías.
Besote, Lina
nice page and nice update
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