La historia del Macaron

Para mi cumpleaños, en Abril, decidi organizar un gran té con muchos pastelitos. Para complementar, y luego de haber visto miles de fotos y recetas de los famosos macarons parisinos, decidí que yo también iba a poder hacerlos. Creo que subestime ligeramente la complejidad de la receta.


no salieron exactamente como esperaba...
-cuando los armaba en la fuente con la manga, se desparramaban a tal punto que se convertían en un solo macaron gigante
-cuando los sacamos del horno, esperando poder despegarlos del papel manteca sobre el que los habia cocinado, descubrimos que era imposible (obteniamos una tapita con papel pegado en la base o un monton de migas)
-la textura de los que se salvaron era mas bien la de una galletita muy crocante, casi como una criollita de almendras...

Aún después de semejante fiasco, seguí intentando, no era posible que fuera tan dificil hacerlos.
Volví a investigar y descubrí otra pila de secretos.
Tomé coraje y preparé la receta de nuevo.

el resultado fue lamentable, de nuevo. La textura de estos era mas bien como la de una esponja...ni cerca de lo que decian los blogs de los macarons...

Una vez mas, decidí no dejarme vencer. Y esa vez obtuve algo bastante parecido!


Yeeey! poco importó que hubieran salido todos medio retorcidos, o que solo 4 tapitas tuvieran piecitos y las otras fueran igual de deformes que las de las tandas anteriores, poruqe estos mas o menos parecian macarons.

A partir de ese momento, todo fue cuesta abajo, o casi... Tan contentos quedamos todos con los resultados que decidimos poner nuestra propia pastelería y obligar a los amigos a comprar las primeras tandas. Y luego un horno convector...y unas espatulas de silicona...una batidora... ya tenemos el equipamiento para hacer los mejores macarons del condado.

Finalmente, unas fotos de los macarons que sí nos convencieron, esos que ahora nos hacen pensar que, al final, no era tan dificil hacerlos.





Esa es, a grandes rasgos, la historia de mi primera gran obsesión pastelera.