Éstos son hábitos indecorosos que un invitado a la mesa de mi señor no debe cultivar (y baso esta relación en mis observaciones de aquellos que frecuentaron la mesa de mi señor durante el pasado año):
- Ningún invitado ha de sentarse sobre la mesa, ni de espaldas a la mesa, ni sobre el regazo de cualquier otro invitado.
- Tampoco ha de poner la pierna sobre la mesa.
- Tampoco ha de sentarse bajo la mesa en ningún momento.
- No debe poner la cabeza sobre el plato para comer.
- No ha de tomar comida del plato de su vecino de mesa a menos que antes haya pedido su consentimiento.
- No ha de poner trozos de su propia comida de aspecto desagradable o a medio masticar sobre el plato de sus vecinos sin antes preguntárselo.
- No ha de enjugar su cuchillo en las vestiduras de su vecino de mesa.
- Ni utilizar su cuchillo para hacer dibujos sobre la mesa.
- No ha de limpiar su armadura en la mesa.
- No ha de tomar la comida de la mesa y ponerlo en su bolso o faltriquera para comerla más tarde.
- No ha de morder la fruta de la fuente de frutas y después retornar la fruta mordida a esa mismo fuente.
- No ha de escupir frente a él.
- Ni tampoco de lado.
- No ha de pellizcar ni golpear a su vecino de mesa.
- No ha de hacer ruidos de bufidos ni se permitirá dar codazos.
- No ha de poner los ojos en blanco ni poner caras horribles.
- No ha de poner el dedo en la nariz o en la oreja mientras está conversando.
- No ha de hacer figuras modeladas, ni prender fuegos, ni adiestrarse en hacer nudos en la mesa (a menos que mi señor así se lo pida).
- No ha de dejar sueltas sus aves en la mesa.
- Ni tampoco serpientes ni escarabajos.
- No ha de tocar el laúd o cualquier otro instrumento que pueda ir en perjuicio de su vecino de mesa (a menos que mi señor así se lo requiera).
- No ha de cantar, ni hacer discursos, ni vociferar improperios ni tampoco proponer acertijos obscenos si está sentado junto a una dama.
- No ha de conspirar en la mesa (a menos que lo haga con mi señor).
- No ha de hacer insinuaciones impúdicas a los pajes de mi señor ni juguetear con sus cuerpos.
- Tampoco ha de prender fuego a su compañero mientras permanezca en la mesa.
- No ha de golpear a los sirvientes (a menos que sea en defensa propia).
- Y si ha de vomitar, entonces debe abandonar la mesa.
(Hay un librito con ilustraciones muy simples y graciosas al respecto, aunque no recuerdo de quién)
ah! sí, volvimos. Con la panza llena y una tonelada de fotos.
ah que bien soy muy decorosa!
ReplyDeleteNo me atrevería a poner en duda el decoro de Madame!
ReplyDeletePocos quedan de lado de los indecorosos con semejantes reglas (aunque mas de uno ha de haber deseado prender fuego a su compañero mientras permanecía en la mesa...)
que fuerte¡¡ prenderle fuego a un comensal.. jaja.. si esta escrito.. es porque quizas sucedio en alguna ocasion...que fuerte.. jajaja...
ReplyDeleteA mí me gusta sentarme en la falda de mi señor, pero supongo que no es el mismo señor...
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